Editorial Grijalbo. Febrero 2018. 472 páginas. De 16 años en adelante.
El detective Williams Folk, alias Wolf, ha tenido que pasar una temporada larga en un psiquiátrico por su comportamiento ante la sentencia absolutoria del que, para él, era un asesino en serie.
Una vez que las cosas vuelven a su cauce, Wolf es destinado de nuevo a su antigua comisaría, aunque ya quedará marcado por la experiencia vivida.
Un nuevo asesinato, con seis víctimas, es perpetrado en un edificio frente al domicilio de Wolf. El dedo del esperpéntico Muñeco de Trapo (que es como la prensa ha venido a llamar a composición creada con los despojos de las víctimas) señala precisamente a la ventana del detective.
Y no ha sido una casualidad...
El asesino hace llegar a la prensa las próximas seis víctimas y el día en que irá ejecutando a cada una de ellas.
El asunto se convierte en un fenómeno mediático que no ayuda en nada a las investigaciones policiales.
Pese a conocer cuál va a ser la víctima y el día de la ejecución, el asesino se muestra implacable y, poco a poco, la desesperación de la policía aumenta.
Es una persecución contra reloj en el que cada error se cobra una nueva víctima y, la última, será precisamente el propio detective a cargo de la investigación.
Aunque grotesco en el planteamiento (la aparición de un muñeco compuesto de trozos humanos), el relato atrapa al lector y es conducido con genialidad por el novel autor.
Merece la pena su lectura a aquellos que les gusta el género (Novela Negra).
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