Ganse lleva siete año viviendo en lo más profundo de África con su mujer, Eva, y la pequeña Gertrud.
Un día, al volver a su casa, se encuentra a su hija gravemente enferma y tiene que hacer un largo viaje de cinco días río abajo en una canoa que le ha preparado el brujo del pueblo. Sobre el pecho de la niña han colocado una especie de amuleto. Una pata de gallina con una incisión. Ganse piensa en quitarle ese amuleto pues sus creencias son contrarias a la brujería. Al final se lo deja pues aquel hombre probablemente salvó a su hija de una muerte segura.
Pero la niña sigue gravemnete enferma y él, sin esperiencia en la navegación, se tiene que internar en un río infestado de cocodrilos e hipopótamos.
A lo largo del recorrido tiene que ir parando en diferentes poblados con la duda de que los indígenas puedan ser hostiles ya que, aunque ahora el dominio de esas tierras lo ostentaban los ingleses, en años pasados fueron los alemanes los que gobernaban en ese país... y los blancos no eran siempre bien vistos.
Los caciques de los distintos pueblos, así como las curanderas, mostraban un interés que a él se le escapaba, por el extraño amuleto.
El viaje se hace penoso teniendo que luchar contra las corrientes que en algunos casos se convertían en fuertes rápidos. La niña cada vez está peor y el tiempo apremia, pero, a menudo, las inclemencias obligan a tener que hacer una alto.
La relación entre el padre y su hija va cambiando a lo largo del viaje y se va estableciendo un vínculo que parecía encontrarse en un punto muerto.
Un libro delicioso. Sin gandes sobresaltos, pero que nos hará comprender mejor el espíritu de África y los grandes tesoros que se pueden encontrar en personas a las que, con frecuencia, minusvaloramos al juzgarlas como menos "desarrolladas".
Un viaje por el río que obliga a un "viaje" interior en la persona de Ganse y su hija.
Libros Juveniles.
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