Estamos en el año 2054. Dentro de diez años, si seguimos como ahora, nos extinguiremos. Pero sólo unas pocas personas lo saben.
A Sara Metman, una de los miembros del G-12, un pequeño grupo formado por los más selectos cerebros del mundo y que lo controla todo le toca realizar un trabajo con todas las medidas que habría que tomar para que en 10 años no se acabase el mundo. Pero hay gente que quiere impedir que realice su trabajo. así se evitaría un derroche de energía y, además, se igualaría la injusta diferencia entre pobres y ricos, entre otras cosas.
Sara se marcha desde Berlín hasta Galicia para estudiar unos jeroglíficos que conoce de su existencia por unos diarios de su madre que nació en esas tierras para ella desconocidas.
En su expedición decide llevarse a su hijo, David, un chaval adolescente que sólo le gustan las chicas y los videojuegos.
Cuando Sara está inspeccionando los extraños signos, David decide ir a dar una vuelta y lo primero que se le ocurre es simular sus juegos de carreras y con su aeromóvil sortear los árboles a una velocidad fija de 60km/h.
En medio de su trayecto entre los árboles no consigue esquivar uno y se pega un golpe en la cabeza con una rama. David es recogido por los nativos de la zona, que primero le cuidan y le llevan a su casa. al cabo de ub tiempo sus salvadores se dan cuenta de que es el hijo de una de las personas más importantes del mundo, y ven en ello la oportunidad para hablar con Sara y exponerle sus ideas sobre el desarrollo y el informe tiene que tiene entre manos.
Por otro lado, y misteriosamente, mueren dos miembros de G-12 que sabían de la existencia del informe. Sara deberá encontrar a su hijo, con el que no se llevaba muy bien por lo que no descarta que haya podido escaparse. También deberá descubrir quién está detrás de la muerte de varias personas.
Se lee muy rápido, cada vez se vuelve más interesante y empiezas a devorar el libro sin darte cuenta.