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lunes, 21 de noviembre de 2022

Félicette. Gata espacial (Marisa López Soria, texto y Miguel Cerro, ilustraciones)

 

 Editorial Abresueños: Málaga, 2022. 28 páginas. De 7 años en adelante.

Mamá gata lame muuuuchas veces a su inquieta hija, sana y salva, recuperada por fin, y escucha pacientemente, y sin creer ni una sola palabra, toda la historia de cómo Gatica ahora se llama Félicette, heroína espacial por accidente.

La llegada del primer hombre a la luna conmocionó a gran parte de la sociedad ansiosa por los avances tecnológicos y que tenía plena confianza por todo los secretos que albergaba el universo. Sin embargo, lo que muy pocos saben es que el primer ser que subió a la luna fue una perrita llamada Laika por intermediación rusa allá por el año 1957. 

Años más tarde, exactamente en 1963, Francia decidió enviar a una gatita de color blanco y negro que llamaron Félicette. Antes, los americanos probaron con varios chimpancés.

Tanto la perrita como la gata y los chimpancés tienen en común que otros decidieran por ellos subirlos en una nave espacial de reducidas dimensiones a explorar el espacio a partir de una serie de tecnología capaces de registrar hasta el último detalle. 

Y volviendo a Laika y Félicitte, ambas se encontraban perdidas en las calles (la primera en Moscú y la segunda por París) aunque la principal diferencia es que Félicette sobrevivió al viaje y la nave de Laika se quedó sin aire y por este motivo nunca volvió y tanto su cuerpo como la pequeña nave se quedaron gravitando en el espacio. Los dos animales llegaron a ser muy famosos en su tiempo y la imagen de la gata Félicette, que era blanca y negra apareció en los sellos de correos y el cohete donde viajó Félicette se llamaba Véronique. 

En este álbum ilustrado con preciosas imágenes de Miguel Cerro a todo color que reflejan muy bien los escenarios que protagoniza la gatita, se ficciona sobre su vida. Según leemos, la gatita tenía un hogar y un nombre distinto pero sabía que su amiguito Félix tenía una misión que cumplir y fue en su busca. Quiso la casualidad que los que había escogido a Félix para ir a la luna decidieran que fuera ella en su lugar. Le cambiaron el nombre y al volver Félicette, en realidad Gatica, no pudo contar a su amigo humano donde había estado.

En la historia podemos conocer que Gatica-Félicette, era un animal muy querido por su amigo humano a quien le gustaba la musica. Por eso, la editorial proporciona un código QR para que podamos escuchar el sonido del banyo que solía acompañar los momentos de descanso de la gatita que echó de menos mientras estuvo tan cerca de las estrellas y los planetas.

Un homenaje a todos los animalitos que ayudaron a la ciencia a dar grandes avances y que merecen ser recordados. Algunos de estos héroes tienen estatuas y otros monumentos conmemorativos muchas veces gracias a donaciones particulares de admiradores, como es el caso de Félicette.


Estatua de bronce en París de Félicette