Listado de libros que nos recomiendan que no los leamos
Compartimos un post literario donde los mismos libros, de mano del autor, nos recomiendan no continuar con su lectura. Suponemos que no han tenido ningún éxito porque los lectores acostumbramos a atrevernos con todo y somos nosotros los que tenemos la última palabra a la hora de decidir leerlos o no. Además, la curiosidad nos impide abandonar porque deseamos saber porqué no debemos leerlos.
La literatura es un arte que obliga al lector a pactar con el autor e incluso con la propia historia para disfrutar de la lectura. En la mayoría de ocasiones, este pacto se limita a que el lector tome distancia y se sumerja en la ficción considerando como posible todo lo que se le cuenta sin distractores que le puedan sacar de quicio.
En otras ocasiones, los libros se aprovechan de nuestra confianza y nos desafían a formar parte de la historia como si fuésemos testimonios en tiempo real de lo que cuentan. Este juego metaficcional que se establece entre el autor y nosotros, los lectores
Hemos rastreado las bibliotecas en busca de algunos de los libros que nos incitan a formar parte de la ficción invitándonos a leerlos, aunque a veces nos encontramos con todo lo contrario y la lectura supone todo un peligro que vale la pena afrontar.
El gato negro, Edgar Allan Poe (1843)
Una persona que empieza un discurso intentando convencernos que dice la verdad o, mejor todavía, que no está loco, consigue todo lo contrario. Es lo que nos ocurre con el narrador de El gato negro, cuando alude a una serie de hechos extraños y al mismo tiempo “sencillos” y “domésticos”. Lo mejor es cuando menciona la posibilidad de perder la vida, porque entonces el interés está asegurado.
No espero ni remotamente que se conceda el menor crédito a la extraña, aunque familiar historia que voy a relatar. Sería verdaderamente insensato esperarlo cuando mis mismos sentidos rechazan su propio testimonio. No obstante, yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero, por si muero mañana, quiero aliviar hoy mi alma. Me propongo presentar ante el mundo, clara, sucintamente y sin comentarios, una serie de sencillos sucesos domésticos. Por sus consecuencias, estos sucesos me han torturado, me han anonadado. Con todo, sólo trataré de aclararlos.”
David Copperfield, Charles Dickens (1849)
Charles Dickens publicó por entregas un capítulo al mes de la historia, con elementos biográficos, de David Copperfield. Un libro cuyo protagonista nos cuenta su evolución en una sociedad injusta y cruel donde las personas se dividen en tres grupos: los que poseen un corazón disciplinado, los que carecen de éste y los que lo desarrollan con el tiempo.
Si soy yo el héroe de mi propia vida o si otro cualquiera me reemplazará, lo dirán estas páginas. Para empezar mi historia desde el principio, diré que nací (según me han dicho y yo lo creo) un viernes a las doce en punto de la noche. Y, cosa curiosa, el reloj empezó a sonar y yo a gritar simultáneamente.
Huckleberry Finn, Mark Twain (1884)
Un espíritu libre y noble donde la amistad se concibe como un bien inquebrantable y el goce de vivir una juventud eterna sin la rigidez de costumbres que no le han inculcado de niño es lo más característico de Huck, el compañero de aventuras del Tom Sawyer.
En la primera página del libro un misterioso G.G. jefe de artillería nos hace una serie de advertencias por orden del autor:
Quien intente hallar un motivo en esta narrativa, será enjuiciado; quien intentare hallarle moraleja, será desterrado; quien intentare hallarle trama, será pasado por las arma.
Más adelante, el propio Huck hace referencia a otro libro y al propio autor:
No sabréis quién soy yo si no habéis leído un libro titulado Las aventuras de Tom Sawyer, pero no importa. Ese libro lo escribió el señor Mark Twain y contó la verdad, casi siempre. Algunas cosas las exageró, pero casi siempre dijo la verdad.
El Principito, Antoine de Saint-Euxupéry (1943).
La obra más leída y más traducida de la historia de la literatura francesa tiene como protagonista a un joven príncipe llegado de otro planeta y que además de no responder a ninguna pregunta cuestiona los modos de proceder de la tierra representados en un rey egocéntrico, un borracho insatisfecho y un zorro que desea ser amado, entre otros.
A LÉON WERTHPido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una excusa seria: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor puede entender todo, hasta los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona mayor vive en Francia, donde pasa hambre y frío. Tiene mucha necesidad de ser consolada. Si todas estas excusas no son suficientes, quiero dedicar este libro al niño que este señor ha sido. Todas las personas mayores fueron primero niños. (Pero pocas lo recuerdan). Corrijo entonces mi dedicatoria:A LÉON WERTH
CUANDO ERA NIÑO
El guardián entre el centeno, J.D. Salinger (1951)
El joven estudiante Holden Caulfield tiene 17 años y posee una capacidad sorprendente para detectar las cualidades más negativas de las personas, como la hipocresía y la superficialidad, hasta que tanta negatividad puede con él. Decidido a acabar con todo, deja la residencia de estudiantes donde se aloja y empieza un peregrinaje por los locales de su ciudad donde el contacto con otras personas le convencen todavía más del cinismo y otros males totalmente intolerables.
Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso.
Si una noche de invierno un viajero, Italo Calvino (1979)
Italo Calvino fue un escritor que utilizó la fábula y los elementos maravillosos en sus obras para criticar la realidad contemporánea. Desde la política, la alienación del individuo y el miedo o la soledad que condiciona a todo ser humano a evolucionar y rebelarse.
En Si una noche de invierno un viajero nos propone un juego de libros imposibles de terminar y cuya pasión por conocer el desenlace empuja al protagonista y a los lectores a hacer lo impensable por encontrar el resto. Ya desde la primera página (el fragmento siguiente) se nos invita a leerlo desde la complicidad y dándonos las claves para disfrutar de la lectura.
Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Ítalo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida. Dilo en seguida, a los demás: «¡No, no quiero ver la televisión!» Alza la voz, si no te oyen: «¡Estoy leyendo! ¡No quiero que me molesten!» Quizá no te han oído, con todo ese estruendo; dilo más fuerte, grita: «¡Estoy empezando a leer la nueva novela de Italo Calvino!» O no lo digas si no quieres; esperemos que te dejen en paz.
Como una novela, Daniel Pennac (1992)
Una de las afirmaciones más sencillas, rotundas y efectivas para leer dirigidas a todo tipo de lectores, consagrados, desencantados o primerizos. Abundan las teorías sobre cómo despertar el gusto lector y fomentar el hábito hacia la lectura. Desde diferentes frentes se nos invita a leer con los más variados objetivos: educativos, sociales, personales y comerciales. Consciente de que no existe ninguna fórmula mágica para que el amor por la lectura aparezca de la nada, este escritor y profesor francés nacido en Casablanca sintetizó en una sola frase la evidencia, y es que no se puede obligar a nadie a leer porque la lectura es un derecho y primero es necesario ser conscientes de ello.
El verbo leer no soporta el imperativo.
Asfixia, de Chuck Palahniuk (2001)
A propuesta de los lectores, añadimos:
Aunque resulte poco habitual, y totalmente contraproducente, el escritor satírico norteamericano Chuck Palahniuk nos invita a dejar de leer su libro ya en las primeras líneas. La historia nos relata el plan que pone en marcha un estudiante de medicina fracasado y con problemas de liquidez que decide ganar dinero simulando que se asfixia con comida en incontables restaurantes.
Si vas a leer esto, no te preocupes. Al cabo de un par de páginas ya no querrás estar aquí. Así que olvídalo. Aléjate. Lárgate mientras sigas entero. Sálvate. Seguro que hay algo mejor en la televisión. O, ya que tienes tanto tiempo libre, a lo mejor puedes hacer un cursillo nocturno. Hazte médico. Puedes hacer algo útil con tu vida. Llévate a ti mismo a cenar. Tíñete el pelo. No te vas a volver más joven. Al principio lo que se cuenta aquí te va a cabrear. Luego se volverá cada vez peor. .
A PROPUESTA DE LOS LECTORES AÑADIMOS:
Una serie de catastróficas desdichas. Un mal principio. 1#13, de Lemon Snicket (seudónimo de Daniel Handler). (1999) La primera parte de esta serie de libros protagonizados por los hermanos Baudelaire: Violet, Klaus y la pequeña Sunny, que se van a vivir con su primo tras la muerte de sus padres en un incendio, nos advierte de que no es libro apto para lectores acostumbrados a historias felices. El conde Olaf, primo lejano de los tres niños es un hombre malvado y muy desagradable que no les desea ningún bien.
Si estás interesado en historias con final feliz, será mejor que leas otro libro. En éste, no sólo no hay un final feliz, sino que tampoco hay un principio feliz y muy pocos sucesos felices en medio.
(Mi más sincero agradecimiento a Don Palabras por recomendar el libro)
Por Àngels S. Amorós
(Publicado originalmente en la revista Librópatas: http://www.libropatas.com/listas/8-libros-invitan-leidos-lo-contrario/)