lunes, 11 de octubre de 2021

El rey blanco (Juan Gómez-Jurado)

 Editorial: S.A. Ediciones B. publicado en 2020. 528 páginas. A partir de los 18 años de edad.

El rey blanco, ejemplar cedido por gentileza de Casa del Libro

Parece ser que El rey blanco ha gustado mucho. Siento no compartir del todo esa opinión.

Esta novela es el cierre de una trilogía, pero se puede leer sin necesidad de conocer las anteriores.

Antonia Scott, la protagonista, y su socio, el inspector de policía Jon Gutiérrez son dos personajes a los que los avatares a los que hacen frente les desequilibran, aunque su propio punto de desequilibrio les arroja a aventuras desenfrenadas.

La trama les lleva a enfrentarse, en situación desesperada, a personajes verdaderamente perturbados, que les someten a una carrera de obstáculos contra reloj, en los que diversas fracturas y múltiples contusiones son lo menos que deben sufrir.

En ocasiones, la caricatura es una buena técnica para representar la realidad, exagerando los rasgos para destacar lo que interesa. Lo verdaderamente difícil es no convertir los personajes en ninots de cartón-piedra.

Se echan en falta unos sentimientos más matizados, se agradecería algo más de claroscuro, o aún mejor un sfumato, en el que los límites se difuminan, de modo que el lector rellene, con su imaginación, los intersticios, cobrando, así, protagonismo.

De todos modos, se lee con facilidad, de un tirón, aunque pudiera ser que no deje demasiado poso.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

De ninguna parte (Julia Navarro)

De Ninguna Parte
Editorial: Plaza & Janes. Publicado en 2021. 416 páginas. A partir de los 16 años de edad.

De ninguna parte, ejemplar cedido por gentileza de Casa del Libro

¡Un sindiós!

Y no sólo en el sentido de la definición: “Situación de descontrol o de caos”, sino en sentido real. Es llamativo como, para unos, Dios es el ser que justifica una insaciable sed de venganza, mientras, para los otros, es alguien que ni existe, o al que se ha puesto entre paréntesis, y al que no hacen referencia ni la vida, ni las conductas.

Abir, un adolescente libanés que presencia, impotente, el asesinato de su familia durante una misión del ejército israelí, jura que perseguirá a los culpables durante el resto de su vida.

Jacob Baudin, uno de los soldados que ha participado en la acción, se enfrenta al dilema de luchar contra enemigos que no ha elegido. Hijo de padres franceses, no deja de sentirse un emigrante en Israel e intenta reconciliarse con una identidad que le viene dada por su condición de judío.

De ninguna parte es un viaje a los confines de la conciencia de dos hombres que se ven obligados a vivir de acuerdo a unas identidades que no han escogido y de las que es difícil escapar, cuyas vidas se vuelven a cruzar años más tarde en Bruselas, bajo el humo de las bombas, con las que una organización islamista siembra el terror en el corazón de Europa.

Julia Navarro conoce muy bien –lo ha reflejado en novelas anteriores–  el conflicto de Oriente Medio y sus raíces. Cómo el odio sembrado sólo ha llevado a sembrar y a recoger más odio, y lo encarna en unos personajes que, arrastrados por las circunstancias, se ven obligados a ampliar la onda expansiva o a intentar frenarla, cualesquiera que sean los medios que deban emplear para ello.

Lo encarna porque los personajes son de carne y hueso y nos lleva a sentir y sufrir con ellos: desde unos orígenes que los marcaron para siempre hasta unas consecuencias no siempre buscadas ni deseadas.

Hay alguna referencia a situaciones escabrosas, de las que no hay descripciones ni se recrea en las circunstancias. No se dejaría de recomendar el libro por este motivo.

Hay acción y suspense, cumplimiento de hechos anunciados y sorpresa final que permite cerrar el círculo.

Se lee de un tirón y se espera, con ilusión, la próxima novela de la autora. 

Muy recomendable.


viernes, 27 de agosto de 2021

Castellano (Lorenzo Silva)


Editorial Destino. Publicado en 2021. 368 páginas. A partir de los 16 años de edad.

Castellano, ejemplar cedido por gentileza de Casa del Libro

La épica revuelta de Castilla contra el abuso de poder de Carlos V culminó en la batalla de Villalar, el 23 de abril de 1521. Las Comunidades de Castilla fueron derrotadas por las tropas imperiales y a sus principales capitanes -Padilla, Bravo y Maldonado- acabaron decapitados.
Aquella jornada marcó el declive definitivo de un próspero reino. Desde entonces, Castilla y los castellanos han sido vistos como abusivos dominadores, cuando en realidad su alma ha languidecido en tierras empobrecidas, ciudades despobladas y pendones descoloridos.
Esta novela es un viaje a aquel fracaso, nacido de un sueño de orgullo y libertad frente a la ambición y la codicia de gobernantes intrusos y, en paralelo -según propia confesión- del descubrimiento tardío del autor, a raíz del extrañamiento y el rechazo ajeno, de su filiación castellana y del peso que esta ha tenido en su carácter y en su visión del mundo.
Una pregunta previa: ¿La revuelta de los Comuneros fue una guerra entre el pueblo llano y su rey, o una contienda emprendida por nobles luchando por sus privilegios frente al monarca?
Aunque los reclamos publicitarios y los sentimientos del autor por el maltrato que ha sufrido Castilla lleven a pensar lo primero, el rigor con el que aborda el relato de la historia no deja de plantear dudas en el lector.
La propia estructura del libro ayuda a resolver el dilema. En ella se alternan capítulos que recogen los hechos históricos con otros en los que el escritor, en primera persona, va narrando su motivación, su perspectiva personal y recuerdos o estancias en lugares significados de la historia, que van desvelando al lector la complejidad de interpretación y riqueza de estos hechos.
Además de lo agradable que resulta siempre leer la fluida prosa de Lorenzo Silva, en este caso es llamativa la abundancia de documentación que maneja y expone, así como el rico entramado de personajes que tuvieron algún papel en los hechos y aparecen en el relato.
Historia de intereses personales, ambiciones y bajezas que se contraponen con actitudes gallardas y hasta heroicas. Los hombres se mueven persiguiendo metas que les hacen capaces de lo más ruin y lo más sublime, de lealtades y traiciones.
Se ve, y parece justificada, la simpatía que el creador tiene por los cabecillas del alzamiento, que fueron ejecutados en Villalar.