Zalacaín, una vez adulto, emprenderá sus aventuras por la frontera hispano-francesa, donde se dedica al trafico ilegal. Cuando estalla la guerra carlista, se une en un primer bando a los carlistas, llegando a acometer misiones peligrosas. Pero en cuanto puede, deserta y se pasa al bando de los isabelinos. Las aventuras están siempre marcadas por su amor a Catalina y su odio a Carlos, del bando carlista, y este conflicto permanecerá hasta el final violento de la obra.
Esta obra es todo un clásico de la literatura española de los inicios del siglo XX, que recomiendo vivamente por su calidad tanto técnica como argumental. Baroja es todo un genio en la narración ágil de la acción y de la descripción de lugares y personajes con pocas pinceladas. El libro resultará entretenido y una lectura agradable y con aportación intelectual. Quizá haya que señalar cierto tono anticlerical en algunos pasajes, pues Baroja prentende mostrar al clero como muy tradiconalista, carlista, del bando de los "malos", llegando a la exageración y a la crítica ridícula.