El protagonista narra en primera persona -desde sus 19 años actuales- su época de estudiante de 2º de ESO, cuando pasó de ser un adolescente al que no le interesaban para nada las chicas ni las cosas románticas, a tener un amor platónico (él los llama lunáticos) con una chica a la que conoce en la calle y con una profesora del instituto.
Es una historia bien escrita y divertida, con un trasfondo en general positivo y limpio. El punto de vista es exclusivamente el de un chico de esa edad. Los argumentos y las situaciones son muy reales. Tiene planteamientos y experiencias bien expresados, que resultan divertidos y seguramente “reconocibles” para bastantes chicos.
Refleja también la buena amistad entre dos chicos de esa edad, con detalles y consideraciones que me parecen muy acertadas.
Refleja también la buena amistad entre dos chicos de esa edad, con detalles y consideraciones que me parecen muy acertadas.
Los dos protagonistas son chicos románticos a pesar suyo, una especie poco habitual para la idea que se tiene de los adolescentes y de los jóvenes en general, pero que abunda mucho más de lo que parece en esa edad (en el fondo todos lo son en alguna época, pero se esconden tras las apariencias y la “masa” de discoteca y botellón); por eso creo que pueden conectar con planteamientos más íntimos, como el que hace Lorenzo Silva. Me parece un libro positivo. Él único “pero” que pondría es que la profesora de literatura anima a los alumnos del Instituto a leer un libro –real- que no debe ser muy recomendable (“El diablo en el cuerpo”, de Raymond Radiguet), pero que no creo que ninguno se ponga a leerlo por el hecho de que salga aquí.
Tono H.