Editorial Salamandra. Año 2021. 752 páginas. A partir de los 16 años
Es el cuarto volumen de la saga del detective privado Cormoran Strike y Robin Ellacott.
Este es un caso de corrupción política y asesinato, que llevará a Robin a tener que hacerse pasar por secretaria de un ministro del gobierno que está siendo sometido a chantaje.
El propio ministro que contrata los servicios de Strike, no es precisamente agradable y, además, se empeña en no desvelar cuál es el motivo del chantaje. Parece ser que se trata de algún hecho pasado en la vida del político que, ahora, quiere ser aprovechado por sus rivales. Así las cosas se ponen bastante difíciles para los detectives.
Conforme van indagando van encontrando muchos secretos que todos quieren guardar celosamente. El propio ministro, su familia, los posibles chantajistas... Hay mucha historia detrás de todos ellos.
La vida matrimonial de la recién casada Robin, se resiente por las exigencias de su trabajo. Tiene que infiltrarse en la sede del gobierno, hacerse pasar por una yonki comunistoide... Quizás, en la vida de la joven detective lo más difícil de todo sea la necesidad de tener que mentir y mentir, haciendo daño a las personas que se acercan al personaje que representa. No es sencillo separar los puramente profesional de las relaciones personales pero es muy importante para asegurarse una protección en esos ambientes que muchas de las veces son bastante hostiles.
He de decir que me cogió mucho al principio pero se me acabó haciendo larga porque avanza muy poco a poco. Se abren, a mi entender, excesivas ventanas perdiéndose así la tensión del hilo principal. Se trata de un caso, pero en realidad acaban inmersos en seis o siete distintos.
Me ha llamado mucho la atención que ninguno de los matrimonios que aparecen, y son bastantes, acaban bien, son más bien una pesadilla. Y las relaciones amorosas, o sexuales, tienen un marcado acento misógino, que no trata de justificar en absoluto, pero que está allí presente, como si fuera lo más corriente en todas las relaciones.