domingo, 7 de abril de 2019

Memorias de un kaláshnikov (Alberto Bargos Cucó, texto y Agustín Garriga Botello, ilustraciones)

Editorial Badabi-dú (Ginkgo biloba). Publicado en diciembre de 2018. 96 páginas.  A partir de los 13 años de edad.

La historia de los niños soldado, las guerrillas y la absurdidad de la guerra contadas desde la perspectiva de un arma

Conocemos a la kaláshnikov (AK-47) desde su elaboración en una fábrica de minerales de Bilbao hasta su inutilización tras la firma de un acuerdo de paz, pasando por diferentes manos para participar en múltiples conflictos sin oportunidad de oponerse. Algo similar a lo que les ocurre a los tres niños salvadoreños que comparten protagonismo: Carmen, Melvin y Lucía. 

Mientras Carmen y Melvin han nacido y crecido en el mismo poblado se ven forzados a formar parte de las guerrillas para huir del hambre. Su país se ve atrapado en una guerra civil que dura más de una década y descubren que la guerrilla tiene cosas "buenas" (como), pero también es una forma de dominación por parte de países más poderosos.


Te recuerdo que ellos y nosotros somos iguales, personas de los mismos pueblos, con idénticos deseos de paz pero, que por avatares de las guerras, nos encontramos en bandos diferentes.
[...]
- Es verdad, el ejército está controlado por el poder económico, por otras naciones que buscan sus propios objetivos y les importan un pimiento las personas humildes. 


Melvin es el primero en abandonar su pueblo y piensa que nunca más verá a su familia ni a Carmen, a la que ama en secreto. Carmen también encamina su futuro dentro de la guerrilla, pero en un bando enemigo al de Melvin. Allí conocerá a Lucía, una joven de su edad con la que entablará una profunda amistad y compartirán sus sentimientos.

La guerra avanza y se producen muchas bajas. Los tres jóvenes se debaten entre la supervivencia, el compromiso de cumplir con los mandos de la guerrilla y al mismo tiempo son conscientes de que su objetivo es matar y no entienden porqué. La historia avanza de forma magistral y la voz de la kaláshnikov se funde con la narración de la vida de los tres jóvenes. De forma sorprendente, Carmen y Melvin se encuentran y ya nada será como antes.

Un relato duro pero también lleno de esperanza. Un testimonio duro y de primera mano que resulta muy veraz. Es también una invitación a conocer la cultura de este país de Centro América, El Salvador: comida, costumbres, canciones (con un código QR para acceder a contenidos relacionados) y luces y sombras de un lugar que, como muchos otros, ha sufrido los estragos de guerras y crisis sociales. La infancia perdida de muchos niños de países latinoamericanos que pasan por experiencias terribles para sobrevivir

El estilo de Alberto Bargos es impecable porque está libre de dramatismo y la estrategia de hacer hablar al arma es un recurso excelente que combina muy bien con las maravillosas ilustraciones de Agustín Garriga llenas de realismo, mimo por el detalle y captan a la perfección los sentidos y matices del texto. Podemos encontrar más información sobre el libro en la editorial infantil Babidi-bú.


Alberto Bargos  es un maestro que ha dirigido durante años la revista sobre animación socio-cultural y educación en el tiempo libre Goitibera. También ejerce como cuentacuentos en su tiempo libre e imparte cursos de literatua para adultos. Ha publicado ocho libros en solitario y otros seis en colaboración con otros autores cuyas temáticas giran alrededor del respeto al medio ambiente y los derechos humanos.


Agustín Garriga es un ilustrador que descubrió su vocación desde muy pequeño y que lleva más de dos décadas en el mundo de las artes gráficas. Ha trabajado para editoriales, agencias, instituciones, etc. 





2 comentarios :

  1. Muy buena reseña la que habéis realizado, pues explicáis perfectamente qué mensajes nos da la historia que se relata en este libro.
    ¡Enhorabuena por vuestro trabajo!

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  2. Hola Maite, muchas gracias por tus palabras. La verdad es que se trata de una lectura altamente recomendable.

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