Salim, un viejo cochero retirado tiene dos grandes dones: unas manos que son capaces de hacer volar a las golondrinas que caen al suelo y una lengua que consigue dar vida a los miles de cuentos que se agolpan en su memoria. Tras la extraña visita de un hada pierde el habla por arte de magia y sólo sus viejos amigos serán capaces de devolverle el preciado don para que pueda seguir haciendo las delicias de sus oyentes.
Sus siete amigos, que todas las noches se reunían en la casa del cochero, se juegan a las cartas quién será el próximo que haya de contar una historia a Salim. Serán cuentos de los más variados, alguno sólo serán eso, puros cuentos, y otros, las propias historias personales que a pesar de ser viejos conocidos nunca las habían participado con sus amigos.
El ambiente exótico de la ciudad de Damasco y la cercanía del desierto dan una nota de color a todos estos relatos que se hacen muy agradables de leer.
No es un libro para el que quiere una historia trepidante. Muy bien escrito, requiere un cierto sosiego a la hora de leerse, disfrutar con la narración sin grandes sobresaltos.
Es un libro para gente aficionada ya a la lectura y que busca en ese momento algo tranquilo.
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