¡¡Felicidades a los Pottermaníacos!!
Muchos han manifestado su deseo de que J.K. Rowling siga escribiendo sobre la saga de Harry Potter.Podéis echar un vistazo aquí para descargar las traducciones al castellano.
Aunque no llega al excepcional nivel del segundo o el cuarto es un libro que recomiendo leer por que vale la pena.
El león, la bruja y el armario
Editorial Planeta, Destino. A partir de 11 años. 240 págs.
Peter, Edmund, Susan y Lucy son evacuados en la Segunda Guerra Mundial a la casa del profesor Kirke. Lucy, explorando la casa descubre que a través de un armario puede llegar a Narnia. Más tarde Edmund descubre también como llegar a Narnia a través del armario y conoce a una misteriosa mujer, la Bruja Blanca que muy amablemente le ofrece unas delicias turcas y le invita a ir a su castillo. Y cuando en otra ocasión los cuatro van a Narnia, Edmund se escapa al palacio de la bruja y Peter, Susan y Lucy se tendrán que enfrentar a la Bruja.
La travesía del viajero del alba
Editorial Planeta, Destino. A partir de 11 años. 313 págs.
Edmund y Lucy están en casa de su detestable primo Eustace pensando que van a pasar las peores vacaciones de su vida cuando observando el cuadro de un barco en una tempestad vuelven a Narnia (Eustace también) a bordo del Viajero del Alba.
En el barco se encontrarán con Caspian y Reepicheep que intentan encontrar a los siete lores amigos del padre de Caspian que fueron exiliados de Narnia cuando el rey Miraz ocupó el trono. Además intentarán descubrir qué hay más allá de las Islas Solitarias, las últimas islas ocupadas por los narnianos.
La Silla de Plata
Editorial Planeta, Destino. A partir de 11 años. 304 págs.
Jill Pole y Eustace Scrubb llegarán a Narnia para cumplir la misión encomendada por Aslan: encontrar al hijo del ya envejecido rey Caspian. Para ello necesitarán visitar Harfang, la ciudad en ruinas de los gigantes y, siguiendo las instrucciones de Aslan, encontrarán al príncipe. Un habitante de las marismas, Charcosombrío, les ayudará a llegar a la ciudad de los gigantes. Al final, se encontrarán con los gigantes que les acogerán en su castillo. Después descubrirán los peligros de la Tierra Inferior, de su Reína y de sus habitantes los Terranos.
No es mal libro, pero de Narnia es el peor.
La Última Batalla
Editorial Planeta, Destino. A partir de 11 años. 260 págs.
Triquiñuela, un mono parlante, y Puzzle, un asno parlante también, viven al oeste del Erial del Farol en una zona casi desierta. Cuando encuentran una piel de un león muerto en el río, deciden que Puzzle se hará pasar por Aslan y así todos le obedecerán. Con la ayuda del falso Aslan, los calormenos cortan los árboles parlantes asesinando a las dríades. Triquiñuela impone sus leyes en toda Narnia y vende a los animales parlantes a los calormenos. El rey Tirian recibe la ayuda de Jill y Eustace, juntos intentarán devolver Narnia a la normalidad.
Un gran final para una gran colección.
¡¡¡Descarga aquí el primer capítulo!!!
Ed. Libroslibres. 11 años en adelante.
Segunda entrega de la trilogía dedicada a Iván de Aldénuri. Cuando parecía que Iván iba a volver a tener una existencia apacible en las montañas del Errion-Thal, el temible Gorkhol amenaza en la oscuridad contra el mundo conocido. Gheós el sabio anuncia la llegada del Bérehor, personaje mítico que tendrá que liberar al mundo de la amenaza de los Thaurroks. Si el primer libro, a veces, perdía un poco de fuerza por la solución fácil del vuelo de Iván, en este nuevo episodio el drama se hace más duro y la extensión del conflicto se va ampliando dando lugar a diversas historias que corren en paralelo cada una de ellas con su propia intriga. Lo que parecía una historia sencilla después de leer el primer tomo, se va complicando dando lugar a un auténtico libro de épica fantástica. ¡¡¡Descarga aquí el primer capítulo!!! Ahora toca esperar la tercera entrega que promete ser apasionante. Según el autor podría titularse "El Asedio de Muhil-Athern" aunque no lo da como definitivo. Aquí están las primeras páginas del nuevo libro para abrir boca:
1
—¡Es demasiado para mí! ¡No puedo más! Seguid vosotros. No merece la pena que arriesguéis la vida por un pobre viejo...
—Abuelo, siga, ¡por favor! No hemos llegado hasta aquí para dejarle morir en este lugar inhóspito, debe continuar un poco más...
—No hijo. Sé dónde está el límite de mis fuerzas y ya lo he excedido con creces... He intentado llegar, pero es inútil, continuad vosotros. Quizás un día podáis regresar a casa...
—¡Padre! —una voz de mujer relevó al muchacho en sus súplicas—: padre... ¡un último esfuerzo...!
—¡Súbalo al caballo! —alguien intercedió desde detrás. Un hombre maduro desmontó para dejar su puesto al anciano exhausto.
—¡Gracias, señor! —respondió la mujer con muestras de enorme alivio en su voz.
—Todavía me encuentro en condiciones de caminar... —repuso a su vez el jinete queriendo quitar importancia a su acción.
El caballo resoplaba. Llevaba sobre la grupa a otros dos ancianos envueltos en una gruesa capa de mantas. El desconocido también se había apiadado de ellos durante la marcha.
—¡El animal está en extenuado! No podrá con tanto peso.
—Señora, debemos intentarlo. Es la vida de su padre contra la de la bestia...
El viento glacial de la noche en las cumbres silbaba quejumbroso a su paso entre las estrechas gargantas, en los confines de Mul-Hathen.
Las largas hileras de fugitivos ascendían en zig-zag por la ladera de una de las montañas. Ateridos de frío, ofrecían un espectáculo desolador. Trataban de ganar altura metro a metro. Los caballos tiraban penosamente de carros sobrecargados con hombres incapaces de continuar mediante sus propias fuerzas.
Se trataba de un grupo heterogéneo: mujeres, hombres, ancianos, niños, jóvenes..., tenían en común la fatiga hasta el agotamiento.
Algunos desdichados, incapaces de soportar las penurias del viaje, habían sucumbido por el camino.
Seguían cañadas de alta montaña, sólo transitadas por el ganado, y parcialmente cubiertas de duros espinos.
Los gemidos de cansancio y de dolor se sucedían a cada paso, entremezclándose con algunas breves advertencias relativas a la marcha:—¡Con cuidado! ¡Apoya el pie en esta piedra...! ¡Dame la mano! Más despacio, eso es...
—¡Este viento es cruel! ¡En pleno verano...! ¿Cómo lograremos superar el invierno en un lugar así?
2
Lánder no había cesado de dirigir al grupo durante las últimas doce horas. Sobre él había recaído la responsabilidad. Ni tan siquiera había tenido tiempo de explicar a su paso por Érdain el motivo de aquel viaje intempestivo: pero había dicho lo suficiente para que a la expedición se sumaran los propios habitantes de su aldea, aportando caballos de refresco.
Los rumores acerca de la desaparición de Ferrio habían llegado a oídos de Lánder, que aún no había tenido ocasión de buscar y consolar a Ana y a los niños. Debían aprovechar las horas nocturnas.
Tampoco sabía nada de Iván.—“Dios quiera que esté en la caravana. Pobre muchacho...
”Sumido en estos pensamientos, avistó a la débil luz de su antorcha el inmenso portón que flanqueaba el antiguo refugio de Mul-Hathen. Hacía muchos, muchísimos años, que no había entrado en aquel lugar. Fue durante su juventud, acompañado de su padre y del viejo Urmo. Podía recordarlo como si apenas hubiesen transcurrido unos pocos días. Es cierto que había vuelto a visitar las imponentes murallas con posterioridad, pero jamás había vuelto a acceder al interior del recinto. Le habían dicho que no debía hacerlo. No, salvo que fuese estrictamente necesario...
El refugio de Mul-Hathen era un lugar seguro. Al menos así lo creían en Érdain. Pero al mismo tiempo era un lugar enigmático. Se trataba de una formidable fortaleza enclavada en lo más abrupto e inexpugnable de las montañas al sur de Érdain. De proporciones gigantescas, se prolongaba aún más a través de un sinfín de galerías subterráneas prácticamente desconocidas. No era obra de los Áldenors, sino de un antiguo pueblo del pasado del que se tenía escasa noticia: ni tan siquiera de su verdadero nombre. Por ello era conocido en Érdain como el Reino Perdido. Tan sólo se sabía que cualquiera que hubiese sido su origen, había llegado a constituir una nación fuerte y poderosa, cuyo principal baluarte era aquel enclave en las montañas. Por algún motivo, aquella cultura había desaparecido sin dejar otro rastro que sus magníficas edificaciones. Siglos después, la fortaleza mostraba los restos de un poderío que seguía causando admiración.
Los fugitivos empezaban a llegar tras las huellas de Lánder. En su mayoría habían oído hablar en alguna ocasión del Reino Perdido, pero dado lo lejano e inaccesible del lugar, muchos lo creían una mera leyenda. Ahora, de noche, eran incapaces de apreciar en su verdadera dimensión la grandiosidad de la obra humana que se escondía en aquel remoto lugar de las montañas. Tan sólo Lánder conocía el medio de abrir el gigantesco portón de entrada. Su padre y el viejo Urmo le habían transmitido sus conocimientos durante aquella señalada visita de su juventud. Los habitantes del Reino Perdido habían ideado un ingenioso mecanismo que hacía de su fortaleza un lugar inexpugnable. A pesar de ello, habían desaparecido de manera misteriosa...—¡Hurio! —Lánder llamó a un chico de corta edad, de aire despierto, que caminaba de la mano de una mujer joven. El muchacho se encontraba descansado, pues no había debido soportar la fatiga de una caminata desde Aldénuri, sino tan sólo desde el relativamente cercano Érdain. Al igual que todos en su aldea, el chico gozaba de una estrecha amistad y confianza con Lánder, por lo que no dudó en responder a la llamada, echando a correr ante la mirada favorable de su madre.
Lánder le susurró unas palabras al oído, y el muchacho, tomando una antorcha, corrió unos metros en dirección a las murallas, hasta desaparecer tras las sombras en la negrura de la noche.Escasos minutos después, un bramido ensordecedor lo envolvió todo. Parecía provenir de lo más profundo de la tierra. El suelo en las proximidades del alcázar retumbaba como en un terremoto. El portón, de proporciones formidables, comenzó a descender lentamente...
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