domingo, 10 de noviembre de 2019

El ojo del Inca (Natalia Alonso)

Editorial Edelvives (Alandar). Publicado en 2019. 216 páginas. A partir de los 12 años de edad.


Una figura fantasmagórica se acercaba. Empecé a tiritar con la mano de Antu apretando la mía tan fuerte que dejé de sentirla. No tardé en darme cuenta  de que aquella silueta terrorífica no era más que una persona de carne y hueso con una capa de lluvia.
Nombres como Itai, Aymara, Sabina, Antu resultan poco comunes para muchas personas, pero no para la familia Castell que perdió a la madre en el Himalaya dos años atrás y ahora se encuentran de viaje con su padre en Bolivia. Germán Castell, el padre de los chicos, es un antropólogo fascinado por la cultura precolombina y por eso no duda en aprovechar el viaje para continuar con sus investigaciones.
De todos los hermanos, Itai es el mayor y Antu el más pequeño. Las dos chicas son muy diferentes porque mientras Sabina siempre está pendiente de su imagen, Aymara es la narradora de la historia y experimenta sensaciones que a otros les pasan desapercibidas y, además, demuestra una sensibilidad especial para descifrar los mensajes en clave que un chamán amigo de su padre les da.
Los chicos saben que para pasar las vacaciones con su padre no es necesario poner en la maleta bañadores y juegos de mesa para matar el tiempo. En Bolivia, toda la familia se verá obligada a atravesar la selva con la mochila a cuestas y a cruzar ríos infestados de anacondas, caimanes y pirañas. Además, el padre les advierte que tienen que viajar con lo justo y que deberán encontrar en la selva la comida que necesiten. Tras acampar en un en plena selva piensan que sus peores enemigos son los mosquitos hasta que descubren que su padre ha desaparecido. Convencidos de que lo han secuestrado, buscan al chamán  Huasca que domina la lectura del humo de cigarrillos y se expresa con una ironía que deja con la boca abierta a los chicos en numerosas ocasiones.
El objetivo del padre de los chicos es encontrar los huatacachi, una civilización milenaria que todavía viven de la misma manera que sus ancestros y que se dejan ver cada doscientos o trescientos años y siempre coincidiendo con un eclipse solar. Este año se producirá un eclipse total y por ello hay que ir contrarreloj porque  que está a punto de ocurrir. Este descubrimiento supone un gran paso para la humanidad y el éxito internacional para Germán, pero otras personas también están interesadas en esta investigación y no se lo pondrán fácil.
Huasca, el joven y guapo ayudante Wilson y los cuatro hermanos se pondrán en marcha para ayudar a su padre que les va dejando mensajes bajo el nombre de “Tom Sawyer” y pistas tan banales en apariencia como cáscaras de pipas y un amuleto serán fundamentales para que el desenlace sea feliz.
La experiencia será inolvidable y el ritmo trepidante el lector tendrá la oportunidad de conocer la cultura y la historia de Bolivia, y también de Perú con todo detalle. El mercado de los magos, la convivencia del culto a dioses paganos junto a la religión católica, el habla peculiar de los bolivianos, bailes de disfraces con máscaras de animales endémicos, brebajes con propiedades mágicas y la referencia a historias que nos han llegado en forma de leyendas y que tienen mucho de verdad. E, incluso, un conjunto de islas hechas a partir de juncos llamadas totora y que también son útiles para hacer vendajes y pescar.
Una historia que se lee muy bien gracias a su ritmo ágil perfectamente dosificado en capítulos breves que se cierran con giros en la trama o de forma humorística en los momentos de más tensión. Los muchos hilos que se abren a lo largo de la narración están perfectamente atados y todo resulta muy verosímil. Las descripciones son tan detalladas que la lectura resulta muy visual y es fácil imaginar los pueblos, aldeas perdidas, la comida, los ropajes y la cultura en general que se despliega ante los ojos de los personajes.

Reseña publicada en CULTURAMAS

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